Hay algo mágico en el proceso de preparación del café, desde moler los granos hasta utilizar la taza perfecta. Este sencillo acto se ha convertido en un ritual que aporta alegría a nuestras mañanas. El aroma que inunda el aire es absolutamente embriagador y nos sumerge de inmediato en un estado de felicidad. Cuando el café está listo, todo lo que queda por hacer es sentarse, relajarse y disfrutar de este momento de puro placer.
Encontrar un lugar acogedor en nuestro rincón favorito de la casa y sumergirse por completo en la experiencia. Al dar el primer sorbo, sentimos cómo el calor se extiende por el cuerpo. El sabor es exquisito, intenso, con cuerpo, un equilibrio perfecto de amargor y dulzor que nos llena de energía y entusiasmo. Es como si el mundo exterior dejara de existir y lo único que importara fuera esa taza de café en nuestras manos.
La colección “Natura” nos invita a que paremos el tiempo y disfrutemos del instante utilizando todos los sentidos. Su proceso manual, textura y forma orgánica nos llevan a sentir los materiales en estado puro. Opta por una base de color en blanco roto y emplea las líneas en un tono verde aludiendo a la tranquilidad, estabilidad y seguridad. Su diseñadora, Inma Segarra, da gran importancia a encontrar dentro del ritmo frenético momentos de paz.
Indiferentemente de la preparación que prefieras, corto, largo o expresso esta taza cerámica es una oportunidad para disfrutar de los placeres sencillos de la vida y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas.